Cuando pensamos en un taller y su mecánico, a todos nos viene a la cabeza aquello de la grasa, los monos azules, el foso (ya prohibido), pero lo cierto es que esa fotografía se ha quedado anticuada. La actualidad está cambiando, es más brillante y tecnológica, con cada vez más ordenadores que sustituyen a las antiguas herramientas.
No tenemos que olvidar, que los talleres son empresas de servicios en un sector muy competitivo que, además de incorporar el equipamiento más moderno, han de saber comunicarlo.
El taller ha de evolucionar en línea con los vehículos, que se han convertido casi en ordenadores con ruedas donde hay que calibrarlo todo, y con sus conductores, más exigentes porque tienen más posibilidades de informarse y comparar.
El reto
Antes, los mecánicos solo miraban el coche, ahora tiene que mirar al cliente, y pensar en él, ofreciéndole servicios de valor añadido: hacer marketing, captar clientes, generar confianza, darles un servicio de calidad, fidelizar al cliente, son parte de los nuevos retos a los que se enfrentan y se me viene a la cabeza, una frase «Ofrecer al cliente, siempre lo mínimo que vosotros esperáis recibir como clientes», esa debe ser su bandera ahora.
Además, es fácil quedarse descolgado, vamos hacia una posventa darwiniana con una selección natural, que vendrá determinada por la tecnología, y donde caerán los que no se hayan adaptado técnicamente al vehículo que nos viene y a la nueva forma de interactuar con el cliente y su teléfono.
La tecnología ya está aquí, tras la introducción de los sistemas de diagnosis, los mayores cambios vienen con la conectividad y la electrificación; y conviene empezar a mirar el coche autónomo, que aunque quedan unos años, tenemos que unirlo a la nueva movilidad que forma parte de la Transformación Digital que ya comentamos en este artículo.
Y mientras los medios y expertos hablan del coche híbrido, del eléctrico, del autónomo, de conectividad y talleres 4.0, la realidad a pie de calle, es que la DGT nos dice que el 60% de los vehículos que circulan en España tienen más de 10 años de antigüedad y creciendo año a año.
El envejecimiento del parque automovilístico es la gran bestia negra, los más antiguos solo acuden a boxes cuando no les queda más remedio, y siempre que la avería no sea muy cara.
Como ya hemos indicado en anteriores ocasiones, “Vamos al taller menos de lo que deberíamos”, en España gastamos más en bares y restaurantes que en el mantenimiento del coche y el problema, es que no estamos lo suficientemente concienciados sobre visita periódica y el chequeo preventivo, que sólo se realiza antes de un viaje largo, como medida de seguridad.
La actual crisis por el Covid-19, puede agravar la falta de mantenimiento del vehículo y por tanto incrementar el número de accidentes como ya veníamos viendo con anterioridad y en nuestra mano está que no sea así.
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