Un parabrisas roto o defectuoso supone un gran peligro para los usuarios del vehículo y el resto de conductores. Ya que no cambiar el parabrisas delantero en el momento indicado o cuando este presente alguna incidencia puede impedir la correcta visión al volante y causar un accidente de carretera. Pero, ¿es mejor cambiar el parabrisas o repararlo? Os contamos qué opción es la más acertada según cada caso.
¿Qué daños puede sufrir un parabrisas para tener que cambiarlo o repararlo?
Dado que el parabrisas es un elemento fundamental para velar por la seguridad de conductores y pasajeros de un automóvil, la legislación es especialmente estricta en lo que respecta a su estado y a los daños que obligan al propietario a cambiar el parabrisas delantero o repararlo.
El parabrisas protege a los integrantes del vehículo del viento en marcha, que conforme mayor sea la velocidad que se alcanza, más presión ejercerá sobre el cristal. Además, sufre también la fuerza del viento y de todos los objetos que se encuentran en él. Así que incluso una pequeña piedra a una gran velocidad puede causar una marca permanente en el cristal que tenga que repararse.
También el polvo que se va acumulando puede suponer una pérdida de visión, así como las torsiones de la carrocería pueden provocar que el cristal se agriete repentinamente.
Otro daño común que sufren los parabrisas delanteros y traseros son los rayajos provocados por un limpiaparabrisas roto o desgastado.
Precio de cambiar o reparar la luna del coche
El precio de cambiar la luna delantera dependerá de muchos factores, como el modelo del vehículo, el material y la durabilidad de este.
El precio de la luna delantera no es muy elevado, dependerá del tiempo y la dificultad que se tenga para colocarla de manera perfecta.
El precio de cambiar la luna delantera del coche es de entre 100€ y 150€, pero este precio no conlleva el coste de la luna como tal. Aunque los seguros a todo riesgo suelen incluir el cambio o reparación de la luna.
¿Qué daños del parabrisas delantero se pueden arreglar y cuáles no?
Antes de nada hay que tener en cuenta que el parabrisas de un coche está formado por tres capas:
Un cristal superior endurecido, un capa de pegamento plástico y un cristal interior.
Por norma general, suele dañarse sólo la capa superior, y en estos casos la reparación es posible y sencilla. Estas zonas dañadas del parabrisas pueden tratarse con una inyección de resina sintética, con la que es posible que la rotura desaparezca sin dejar marca.
No obstante, en cualquier caso será el mecánico experto el que valore si el daño es reparable o no.
Si el daño producido en el cristal es muy profundo, probablemente no se pueda pulir. En estos casos se tendrá que sustituir el cristal.
Otro daño que implica cambiar el parabrisas delantero es el despegado del laminado del parabrisas. Este fallo suele iniciarse en una esquina del cristal, por lo que es posible que no sea rechazado por la ITV cuando está empezando a producirse.
Los chinazos o ‘bulleyes’ suelen repararse fácilmente utilizando adhesivos especiales y luz ultravioleta. Hay que tener en cuenta que cuanto más se tarde en reparar estos problemas en el parabrisas, más probable es que el cristal se rompa aún más y resulte más complicado arreglarlo sin tener que sustituirlo por completo. O bien que entre suciedad por estas roturas y que la reparación que se haga después no sea la ideal. Lo ideal es reparar estos problemas lo antes posible.
Las roturas con forma de estrella o rajas en el cristal no son reparables en ningún caso. Además, estas roturas suelen extenderse muy rápido con cambios de temperatura o si el asfalto está en mal estado. Así que la sustitución del parabrisas en estos casos debe ser inmediata.