¿No has pasado la ITV por las pastillas de freno? Te damos unos cuantos consejos útiles para mantener las pastillas de freno en buen estado, y que dejes de meter el pie por debajo del coche como los Picapiedra.
1. Más reducir y menos frenar
Si eres de esos conductores que habitualmente frecuentan puertos de montaña o carreteras secundarias, el uso de los frenos suele ser más habitual que en un viaje por autopista. Por ello, en la medida de lo posible, anticípate y decelera de forma gradual. Asimismo, usa el freno del motor en las bajadas para evitar el desgaste prematuro de los discos y las pastillas.
Por supuesto, siempre con mimo y cuando la pendiente lo permita para no dañar el motor, la idea no es mantener las pastillas de freno en buen estado a costa de perjudicar otra parte de tu vehículo.
Conduzcas donde conduzcas, acuérdate, si las condiciones del tráfico lo permiten, y siempre priorizando la seguridad, reduce antes de frenar.
2. Quítale peso al vehículo
Cuando cargamos el coche en exceso el sistema de fricción aumenta y, por consiguiente, el desgaste de los frenos es mayor. Si el maletero de tu coche se ha convertido en tu nuevo trastero, dale una vuelta y quítale peso al vehículo.
Piensa que no solo conseguirás mantener las pastillas de freno en buen estado por más tiempo, sino que además ahorrarás en gasolina al llevarlo más ligero.
3. Aprende a comunicarte con tu coche
Sí, puede que suene muy transcendental o romántico, pero aprender a comunicarse con el coche es fundamental para reconocer posible averías y fallos antes de que vayan a peor. Si el freno vibra cuando lo pisas, frenar te supone más esfuerzo del habitual o el pedal se hunde más de lo normal… alerta.
Pueden ser indicativos de que los discos estén en mal estado, las pastillas de freno desgastadas o el líquido de frenos requiera una revisión. Te “sonará” familiar eso de que chirrían los frenos. Pues bien, o esto sucede porque están recién cambiados o, preocúpate, puede que tus pastillas de freno o los discos estén pidiendo a gritos un cambio.
4. Las revisiones periódicas sirven para algo
Las revisiones periódicas sirven para algo más que para dejarnos los cuartos. No te hagas el perezoso. Es cierto que, en ocasiones, el ritmo del día a día no nos permite parar ni un momento, pero, la visita al taller para el mantenimiento y las revisiones periódicas márcalas como una obligación en el calendario.
Una puesta a punto del sistema de frenado es fundamental para evitar que la distancia de frenado aumente al tener las pastillas desgastadas y para prevenir otros problemas relacionados con la amortiguación y los neumáticos. En definitiva, para aumentar tu seguridad y la de los demás conductores.
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